Guardamos en la memoria recuerdos que anhelamos moldear
para entender que el viaje de vivir mereció la pena,
pero a fuerza de manipularlos a nuestro antojo
ya no sabemos si fueron así o meras ideas.
R. Falcón.
La bailarina rota
Ya hace tiempo que su bailarina paró de dar vueltas y la música que acompañaba al ritmo del vaivén de sus puntillas dejó de funcionar. De repente, la manivela que daba cuerda a su corazón se detuvo. Mira que ella nunca olvidaba, cada mañana, activar ese preciado mecanismo, pues sabía precisamente lo que siempre le contaron otras bailarinas: "Tienes que... Debes hacer que... Si no lo cuidas sabes que...", por ello siguió las instrucciones a rajatabla.
Intentó llevarla a arreglar varias veces, algunas funcionaba, otras no, el caso es que siempre era la misma pieza que fallaba, por si acaso, todavía, cada mañana nunca se olvidaba de darle cuerda, no fuese que algún día volviera a funcionar.
Desencuentro
Cuando el corazón se rompe, se rompe, es como un puzle al que le falta la pieza que pueda recomponerlo, pero la dichosa pieza se perdió en la mudanza y ya no hay manera de encajarla. Ambos intentaron dar sus razones, razones ya injustificadas, ya inocuas, sin sentido e insatisfactorias.
Él, después de la duermevela, pensó... Si ella abriese esa puerta y apareciera de nuevo yo me quedaría de nuevo, total: ella no es nadie sin mí, qué va a ser de ella y mi hija si yo no estoy aquí, cuidándolas. Me necesitan.
Aquella madrugada hizo más ruido de lo debido, paseándose ante esa puerta infranqueable. Pero esa puerta no se abrió. Él recogió sus bártulos, ya preparados en la entrada, y se marchó no sin antes dar un beso a su hija.
Zas.
Ellas, después de la duermevela, pensó... Si él hubiese abierto la puerta a lo mejor hubiese flaqueado de nuevo, total: él no es nadie sin mí, quién le cuidará sus sueños, quién le acurrucará, quién le abrigará sus sueños, quién.
Aquella madrugada no hizo ningún ruido, acurrucada entre las sábanas y con los ojitos clavados en el pomo de la puerta. Desperezándose al nuevo día, llevó a su hija al colegio y al vover a casa se dio cuenta de que sólo tenía para comprar el pan.
"No sólo se llevó mi corazón".
Zas.
Amaneceres rotos
Despertar
Ver tu imagen en mi espejo y no reconocerme
Tanto tiempo ser tu reflejo
Reflejo de tu identidad, reflejo de tu ser.
Apostando- te, siguiendo- te
intentando- te seguir.
Amaneceres con sueños rotos.
Despertar
Ver en el espejo y sentir que
soy yo la que está mirando a través
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